Queridos hermanos, hoy queremos recordar a nuestro hermano José Luis Fouce que falleció hace un año, a causa de este virus que nos acecha.
Él y Pilar, eran ejemplo de hermandad, ejemplo de matrimonio… ellos quisieron irse juntos y dejando aquí un vacío imposible de llenar…
Os recordaremos siempre con esa eterna sonrisa que llevabais dibujada.
Os dejamos el magnifico articulo en su memoria que esta publicado en el boletín de nuestra Hermandad.
En este 2020 tan raro que, por desgracia, hemos tenido que vivir, hemos ido dejando por el camino a muchos seres queridos. Nuestra corporación ha sufrido en primera persona la pérdida de dos miembros muy estimados para nosotros: nuestros hermanos José Luis Fouce y Pilar Fernández.
Como cristianos, por medio del agua, que es signo de fecundidad, entramos a formar parte de la Iglesia. Y al morir, como esa agua fecunda, renacemos en el Señor para la vida eterna. Así mismo, como esos cristianos que somos, estamos llamados a llevar la palabra del Señor allá donde vayamos, dando testimonio de nuestra fe, de esperanza y de caridad.
De este modo, nos es más fácil asimilar vuestra pérdida hermanos. En nombre de todos os digo que, aunque poco a poco nos vamos haciendo a la idea de que ya no estáis físicamente con nosotros, aún os sentimos presentes en todo momento. Lentamente vamos retomando la normalidad, pero en esos ratos se nota vuestra ausencia, siempre por detrás en silencio. Hay que ver lo chiquitín que se puede ser, pero que grandeza, humanitaria y espiritual, puede transmitir una persona, bueno en vuestro caso dos.
Pues así era nuestra querida pareja, un ejemplo de familia cristiana, dispuestos a todo, sobre todo si era para entregarse a los demás. ¡Era lo que más les gustaba! Tanto, que incluso cuando ya han partido a la casa del Padre, han sido rostro público de lo que esta pandemia ha dejado.
Habéis partido a la casa del padre en una dura cuaresma de penitencia, « no dejen de amarse unos a otros como hermanos (Hebreos 13:1) ´´, nuestros hermanos en este momento son nuestros «enemigos´´, debíamos estar solos, aislados y ni tan siquiera poder despedirnos de nuestros seres queridos y así también os pasó a vosotros, primero tú José Luis un martes, en el que ese día abriste de par en par las puertas del cielo y no las de nuestra Hermandad, como hacías cada martes. Y a los días te siguió tu fiel mujer, ella, como un signo del destino, a una semana de nuestro día grande. La puerta de la Salud eterna se abrió para ti, que sorpresa te llevarías al ver quién te recibía.
Id y ser felices. Nosotros desde aquí os extrañamos. Seguros de que un día, cuando desde arriba nos llamen, nos encontraremos. Mientras tanto guiadnos y cuidadnos. Aquí estaremos recordándoos siempre, cada vez que estemos a los pies del Cristo de Medinaceli, en cada Viva a la Virgen del Rocío y en cada capa que veamos en la Almudena o San Isidro. Y siempre, GRACIAS a Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias, por poneos en nuestro camino.
Alejandro Suarez Hernández
Prioste segundo
Fecha de la noticia: viernes 26/03/2021
Santos del día: Viernes de dolores