El domingo cuatro de agosto, finalizó la convivencia de nuestros jónes, como ya es costumbre dicho acto se cierra con una Santa Eucaristía y una posterior comida de fraternalización. 

Os dejamos la homilía con la que nos deleito Don Iván Bermejo. 

“SEÑOR, TÚ HAS SIDO NUESTRO REFUGIO, DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN…” (Salm. 89).

Teniente de Hermano Mayor, Prioste, Secretaria, Diputado de Juventud, Consiliarios, Promotor Sacramental y Grupo Joven de la Hermandad Sacramental y Carmelitana de ”Los Gitanos”, de Madrid; Secretaria 2º de la Muy Ilustre Hermandad Sacramental y Penitencial Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Amor en su entrada triunfal en Jerusalén, María Santísima de la Anunciación y Nuestra Señora del Rosario, Patriarca Glorioso y Bendito señor San José, vulgo “La Borriquita”, de Madrid; Delegada de Formación y Movimientos Apostólicos Diocesanos de la Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli de Madrid; Hermano Mayor de la Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo del Perdón, María Santísima del Rosario al pie de la Cruz y san Juan Evangelista, y Junta Parroquial de Hermandades de Torrelaguna, que nos acompañáis en esta Eucaristía…

Hermanos y Hermanas todos en el Señor:

La Vanidad se define como la creencia excesiva en las habilidades propias. Es un tipo de arrogancia, engreimiento, una expresión exagerada de la Soberbia. Uno de los elementos negativos que han acompañado al Ser creado desde el comienzo de los Tiempos. No olvidemos que fue la actitud del ángel caído y la seducción a nuestros primeros padres ante el Árbol de la sabiduría en el Paraíso Terrenal, tal y cómo nos relata el Libro del Génesis.

Como digo , la Vanidad, es una actitud que ha acompañado al ser humano desde el comienzo de los Tiempos y que , hoy en día, se ha vuelto más corrosiva para el Alma pues hace del Hombre y de la Mujer actual un ser ficticio, superficial, mediocre, con poca profundidad interior y, sobre todo, muy artificial.

Basta que nos acerquemos a los Medios de Comunicación Social y veamos la cantidad de Programas que nos presentan una Realidad distorsionada, abrupta, incluso ofensiva para la condición humana. Son los “reality shows” que atontan y embotan la mente humana, haciendo a muchos de nuestros Hermanos un daño irreparable, pues daño es el mirarse a sí mismo, sin darse cuenta de la realidad y sin atender las necesidades del otro que pasa a mi lado. Maquillando la realidad, mirando hacia otro lado o creando un mundo de fantasía, distorsionada y carente de sentido.

Nos pregunta el Libro del Eclesiastés, hoy: ¿Qué saca el Hombre de todos los trabajos? Podríamos decir ¿qué saca el Hombre de toda su vida?, ¿qué sentido damos a lo que hacemos?, ¿en qué ponemos nuestra felicidad?, ¿en los Placeres… en el Mundo… en el Tener?, ¿en el Poseer?, ¿en la fiesta?, ¿en la Bebida?, ¿en las Drogas?, ¿en las Destrucciones variadas del Mundo?¿dónde pongo mi Corazón?, ¿dónde creo encontrar la Felicidad?…

Ludwig van Beethoven decía que ”No existe la Felicidad que viene de afuera, tienes que encontrarla en ti mismo”.

Es la misma idea que sugería san Agustín y que fue recordado el Domingo anterior, cuando hablábamos de la Verdad y su búsqueda en el interior de la persona, es en ese interior donde se encuentra esa verdad, ahí es donde hemos de mirar con sencillez, humildad y honestidad. Si en nuestra alma sabemos ahondar y descubrir el don de Dios, encontraremos ese motor que da vida a nuestra persona y todo lo que hagamos estará orientado al Bien. Decía Aristóteles: “Los que obran bien son los niños que pueden aspirar en la vida a la Felicidad”.

La búsqueda de la que nos habla San Pablo en su Carta a los Colosenses 3, es esto mismo, no distraernos de los que es realmente importante. Lo importante no es lo que nos entra por los sentidos sin más, y nos seduce incipientemente. No es lo que se nos presenta con apariencia de bien pero es tremendamente perjudicial para nuestra vida personal y nuestra vida de fe. Hemos de ahondar en nuestro interior y saber descubrir la belleza de lo Profundo, de lo que perdura, no de lo inminente, sino de lo que es eterno y hermoso, recordad la meditación del Viernes por la tarde en la Oración con el Santísimo: “Busquemos los bienes de allá arriba, donde está Cristo” (cfr. Col 3, 1-5, 9-11). Esto es lo importante aunque andemos sobrados de todo, o creemos que andamos sobrados de todo; me refiero a lo material, si nos falta lo más importante, nos falta todo. Si nos falta Dios, no podemos hacer nada. Nos falta lo fundamental. Careceríamos de quién es el único capaz de poder dar razón, aliento y sentido a toda nuestra existencia. A veces, muchas veces nos empeñamos en sustituir a Dios por otros dioses. Desplazamos a Dios por el dios-dinero, por el dios-diversión, por el dios-sensualidad, por el dios-poseer …

El Señor, en su Evangelio, nos recuerda (cfr. Lc 12, 13-21), “Guardaos de toda clase de codicia … pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. La Vida no depende de esos dioses y a los que damos tanta importancia y que nos hacen caer en la Vanidad, en la Soberbia, en la Arrogancia, en el desprecio a los demás, en creernos superiores a los otros.

No es eso. No se trata, en la Vida Cristiana, de esto, no es esta actitud interior la que nos pide el Señor. Pensadlo bien.

Hoy, la Iglesia universal celebra al Santo Cura de Ars y deseo terminar con una reflexión con la que siempre me he distinguido y quiero transmitiros.

“El medio más sencillo de encender esta llama, el Amor de Nuestro Señor, en el Corazón de los fieles es explicarles el Evangelio”.

Nos hacemos ricos ante Dios compartiendo lo que tengamos con nuestros Hermanos pobres y necesitados.

“Solo en Cristo, Pan de Vida, saciaremos nuestra Hambre y nuestra Sed” (cfr. Antífona Comunión. Santa Misa. Domingo XVIII ,T.O. Misal Romano. Versión 2.018).

Fecha de la noticia: miércoles 28/08/2019
Santo del día: Cesáreo

 

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